A lo largo de la historia el papel de la mujer se ha visto afectado según el contexto histórico en el que se encontraba y la fuerza de la influencia de la religión.
Décadas atrás en el ámbito social, la mujer fue educada en el plano de cuidado y asistencia personal (cuidado del hogar, tareas domésticas, cuidado del marido y la familia) excluyéndola de una incorporación en el mundo laboral y el crecimiento profesional y autonomía para desarrollarse en los distintos planos sociales. Necesitaba la potestad de su marido (en el caso de que estuviese casa) o de su padre para llevar a cabo ciertas actividades diarias relacionadas con la economía, la educación o el trabajo.
Con respecto al ámbito laboral, para la mujer no era viable un espacio en la industria o mercado laboral, ya que los oficios o puestos de trabajo estaban masculinizados y se infravaloraba física y mentalmente a la mujer para el desempeño de estos.
Limitándola así a funciones relacionadas con el mantenimiento del hogar, las tareas domésticas, el cuidado de los niños y su esposo.
Centrándonos ahora en el ámbito sexual, la mujer se encontraba cohibida con todo lo relacionado a esto. Las relaciones sexuales mantenidas dentro del matrimonio se centraba en la reproducción y en el placer masculino. La mujer no recibía ningún tipo de información o educación con respecto a su cuerpo, la erótica, el placer o la sexualidad en general. Se les daba un papel de pasividad y reproducción.
Con el paso de los años, las nuevas generaciones, necesidades y sociedades, el papel de la mujer ha evolucionado de forma favorables en estos aspectos, aunque todavía queda camino por recorrer.
Ahora las mujeres tenemos recursos para poder acceder a nuestro conocimiento y educación sexual. Aunque con respecto a esto, todavía nos abarcan los tabúes que nos cohiben a expresar nuestra libertad sexual, que sigue en proceso de reconstrucción para lograr la libertad plena.
En el resto de ámbito laboral y social, hemos conseguido logros significativos que nos han empujado a conseguir derechos laborales, vitales y sociales que nos amparan y nos fortalecen para poder seguir con la lucha.
Es necesario de vez en cuando, echar un vistazo atrás para poder ver todo lo que las mujeres de nuestro pasado han luchado para poder encontrarnos dónde estamos y no parar de proseguir su lucha.
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